Con los años, la producción de ATP disminuye, teniendo como posibles consecuencias trastornos orgánicos o musculares. El consumo de suplementos por vía oral aumenta los niveles de ATP en el hígado, los glóbulos rojos, el plasma y los órganos. Éste mejora la tonicidad de los vasos sanguíneos y distiende sus paredes, aumentando el flujo sanguíneo hacia los pulmones, el corazón y las zonas periféricas sin afectar al ritmo cardíaco ni a la presión sanguínea (o tensión arterial). Finalmente, dicho consumo ayuda a restablecer en el organismo unos niveles de ATP parecidos a los observados en individuos más jóvenes. Cuando se consume un alimento, su energía se convierte y almacena en el interior de los enlaces de fosfato del ATP (del inglés adenosine triphosphate), también llamado adenosín 5'- trifosfato o trifosfato de adenosina. Esta molécula de almacenamiento de energía está presente en el interior y el exterior de cada célula del organismo. Cuando se rompen los enlaces, la energía liberada alimenta los procesos biológicos. La energía es necesaria a todos los niveles de nuestro organismo. A nivel celular, sirve para producir nuevas proteínas, para aportar nutrientes en la célula y para eliminar los desechos celulares, para reparar las lesiones del ADN o para sintetizar neurotransmisores. A nivel orgánico, el corazón utiliza la energía para bombear la sangre, los riñones la utilizan para filtrar los desechos y reciclar los nutrientes, el cerebro para conducir los impulsos eléctricos nerviosos y los pulmones para absorber el oxígeno y expulsar el dióxido de carbono. A nivel del individuo, nosotros utilizamos la energía para andar, correr, hablar y trabajar en un ordenador. …
A cada uno de estos niveles, la fuente principal de energía es la molécula de adenosín trifosfato (ATP). Se trata de un nucleótido compuesto por adenina, ribosa y una unidad de fosfato. Es el principal transportador de energía de todas las formas de vida. El ATP se almacena en los órganos y los glóbulos rojos, y está especialmente concentrado en el hígado.
Creado en las mitocondrias
El ATP se crea en las mitocondrias que se encuentran en cada célula de cada órgano. Pero es probablemente en el cerebro donde más trabajan. El cerebro utiliza prácticamente el 20% del oxígeno del organismo y el 50% de los azúcares que ingerimos para responder a necesidades constantes de energía. La producción energética mitocondrial se efectúa por medio de dos procesos metabólicos íntimamente relacionados: el ciclo del ácido cítrico, asimismo conocido como ciclo de Krebs, y la fosforilación oxidativa. El primero convierte el carburante biológico (hidratos de carbono y grasas) en ATP, la principal fuente de energía celular. El segundo combina el hidrógeno con el oxígeno para generar cantidades todavía más importantes de ATP. Produce cerca de diez veces más ATP que el ciclo del ácido cítrico. En realidad, la fosforilación mitocondrial oxidativa produce cerca del 80% del ATP utilizado por las células del organismo. Desafortunadamente, con los años, el funcionamiento de las mitocondrias se vuelve menos eficaz. En los adultos jóvenes, las mitocondrias responden a un aumento de las necesidades de energía con una replicación rápida que tiene como resultado que un mayor número de mitocondrias producen más ATP para proporcionar esta energía. Con la edad, las mitocondrias se replican (duplican) menos rápidamente y su número disminuye. Éstas, menos numerosas, intentan responder a un crecimiento de la demanda aumentando su
tamaño. Pero éstas se vuelven entonces menos eficaces y producen también más radicales libres.
Consecuencias importantes
Unos estudios sobre cultivos celulares de mamíferos muestran que el estrés (la agresión) oxidante afecta a la actividad de las enzimas claves de las mitocondrias, lo que conduce a continuación a una disminución de la producción de ATP. Los daños provocados por los oxidantes en las proteínas de la membrana mitocondrial interna pueden llevar a un aumento de la fuga de superóxidos y de peróxidos de hidrógeno que pueden causar mutaciones del ADN mitocondrial. Incluso una débil caída de la capacidad de producción de energía de las mitocondrias puede ser responsable de debilidad, de fatiga o de dificultades cognitivas. El descenso de la producción de ATP está asociado a fallos en el funcionamiento de órganos y de músculos. Un estudio 1 que midió los niveles de ATP en los glóbulos rojos constató que las personas de setenta años tenían aproximadamente el 50% menos de ATP que jóvenes de veinte años. Esta disminución de la producción de ATP podría ser responsable del aumento de la presión sanguínea asociada al envejecimiento. De manera que pacientes con una hipertensión pulmonar primaria padecen una liberación deficiente de ATP por los glóbulos rojos. Lo mismo pasa en pacientes que padecen mucoviscidosis o fibrosis quística que también desarrollan una hipertensión pulmonar. La adenosina, producto de la degradación del ATP, podría ser un agente endógeno protector del corazón. Unos trabajos de investigación sugieren que ésta, por medio de diversos procesos químicos, podría inhibir los efectos nefastos de las enfermedades cardiacas isquémicas o de las insuficiencias cardíacas. Por tanto es crucial mantener niveles adaptados de producción interna de adenosina por parte del corazón y las arterias, así como aportarlos a través de fuentes exteriores como alimentos o suplementos nutricionales.
Problemas de producción
El cerebro es incapaz de almacenar el ATP, y las mitocondrias no saben « compartir » el ATP con las mitocondrias de otros órganos. Se calcula que la demanda de ATP para un ser humano en reposo es de 40kg por 24 horas. En el curso de una actividad vigorosa, esta necesidad aumenta en 500 g por minuto. Aunque el ATP es utilizado como flujo de energía por todas las células, sus cantidades con muy limitadas. En realidad, solamente 70 mg están almacenados en el organismo en cada instante, y no representan apenas más que algunos segundos de consumo. Así que, durante una actividad vigorosa, las reservas de ATP no durarían más de entre 5 y 8 segundos. Así pues es evidente que el ATP debe ser sintetizado constante y eficazmente para aportar reservas constantes de energía. Eso es lo que se produce en condiciones normales. Cuando se produce una interrupción en el aporte de sustancias productoras de energía (como el oxígeno o los nutrientes transportados por la sangre, por ejemplo en caso de infarto o de accidente cerebrovascular-ictus-), la producción de ATP se ve afectada y se desencadena toda una serie de daños de radicales libres.
Aumentar las reservas del organismo
Unos estudios han mostrado los beneficios considerables para el organismo que proporciona el consumo de suplementos de ATP. Durante 40 años, unos científicos trabajaron para crear una forma eficaz, ingerible por vía oral, de ATP que permite aumentar sus niveles endógenos. Hace 5 años se desarrolló y patentó un ATP administrable por vía oral con el nombre de Peak ATP™. Éste permite aumentar eficazmente las reservas de ATP del organismo. Ingerido, el ATP se divide en adenosina y fosfato libres que son absorbidos por el intestino e incorporados a las reservas hepáticas de ATP, el cual, a su vez, aumenta las reservas de glóbulos rojos. Los primeros estudios sobre la administración exógena de ATP se hicieron con soluciones inyectables por vía intravenosa que se absorbían eficazmente.
Se realizaron dos estudios con pacientes cancerosos. En el primero, 14 hombres con un cáncer avanzado recibieron una vez al mes una perfusión de ATP durante 96 horas. El tratamiento aumentó significativamente los niveles sanguíneos de ATP y este aumento perduró un mes posteriormente al cese de su administración 4. El segundo constató que la administración de ATP durante 30 horas a 28 pacientes aumentaba significativamente la concentración de éste en los eritrocitos, con sólo efectos secundarios menores. Otros estudios se interesaron en la administración de ATP por vía oral. Uno de ellos, con conejos, constató que al cabo de 14 días el ATP provoca una disminución de la resistencia vascular periférica, de la resistencia pulmonar y de la frecuencia respiratoria, sin tener incidencia en la presión sanguínea ni en el ritmo cardíaco. Estos resultados difieren de los obtenidos en estudios animales precedentes que utilizaban ATP por vía intravenosa en los que los animales habían tenido una respuesta cardíaca rápida. Los investigadores sacaron la conclusión de que la administración de ATP por vía oral tiene efectos farmacológicos diferentes de los obtenidos por vía intravenosa. El mismo equipo observó que la administración de ATP por vía oral a ratas durante 30 días aumentaba la capacidad del intestino para captar la purina de los nucleósidos intraluminales y para exportar el ATP a la circulación sanguínea. Al aumentar la energía celular y el flujo sanguíneo, el consumo de suplementos de ATP es benéfico para la salud en su conjunto, así como para el buen funcionamiento de la circulación sanguínea o la salud mental.
Efectos benéficos para los atletas
Además, el aumento de la circulación sanguínea, que puede producir un aumento del flujo sanguíneo en los músculos esqueléticos – aportando más nutrientes y oxígeno eliminando a la vez los desechos catabólicos -, es particularmente interesante para los atletas. La ingesta de suplementos de ATP, al elevar las reservas intra y extracelulares de ATP, proporciona un aumento de energía que podría mejorar el rendimiento atlético. El ATP es asimismo benéfico para el crecimiento, la fuerza y la recuperación musculares, y atenúa la percepción de fatiga y el dolor asociados al ejercicio. Un centro de investigación sobre la salud de Dallas, Texas, realizó un estudio. Examinó el impacto del consumo de suplementos de Peak ATP™ en 27 atletas varones en estado de buena salud. El estudio, de doble ciego controlado con placebo, utilizó dosis de 150 o 225 mg de Peak ATP™ o un placebo. Se vio que los niveles sanguíneos y plasmáticos de ATP disminuían con la edad de los sujetos. El consumo de suplementos provoca también un aumento de ATP dependiente de la edad de manera significativa en el plasma sanguíneo. Los sujetos del grupo que tomaron la dosis más elevada de ATP experimentaron también un aumento de su rendimiento físico inversamente dependiente de la edad. Los investigadores sugieren que estos resultados posiblemente indican que los sujetos más jóvenes posiblemente utilizan los suplementos de ATP de manera más eficaz y lo convierten mejor en los músculos, mientras que en los sujetos más mayores, los beneficios posiblemente se observan en el plasma sanguíneo y podrían ayudar a tratar problemas crónicos de salud.
1. Rabini R.A. et al., Diabetes mellitus and subjects' ageing: a study on the ATP content and ATP-related enzyme activities in human erythrocytes, Eur. J. Clin. Invest., 1997 Apr, 27(4): 327-32. 2. Sprague R.S. et al., Impaired release of ATP from red blood cells of human with primary pulmonary hypertension, Exp. Biol. Med. (Maywood), 2001 May, 226(5): 434-9. 3. Sprague R.S. et al., Deformation induced ATP release from read blood cells requires CFTR activity, Am. J. physiol., 1998 Nov, 275(5Pt2): H1726-32. 4. Kitakase M. et al., Adenosine and cardioprotection in the diseased heart, Jpn. Circ. J., 1999 Apr, 63(4): 213-43. 5. Haskell C.M. et al., Phase I trial of extracellular adenosine 5'-triphosphate in patients with advanced cancer, Med. Pediatr. Oncol., 1996, 27: 165-73. 6. Agteresh H.J. et al., Pharmacokinetics of intravenous ATP in cancer patients, Eur. J. Clin. Pharmacol., 2000, 56: 49-55. 7. Kichenin K. et al., Cardiovascular and pulmonary response to oral administration of ATP in rabbits, J. Appl. Physiol., 2000, 88: 1962-8. 8. Jordan A.N. et al., Effects of oral ATP supplementation on anaerobic power and muscular strength, Med. Sci. Sport Exerc., 2004, 36, 6: 983-90.
Comments